Antonio Adeliño Vélez. Si alguna vez el viajero se acerca a los límites por el cierzo de la comarca burgalesa de La Ribera, se encontrará con su línea divisoria: El surco azulado del río Esgueva en el valle de su mismo nombre.
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Este valle no ha constituido nunca una entidad administrativa unitaria. Ha pertenecido a lo largo de la historia a distintos Alfoces, Obispados, Juzgados …, y en casi todos los casos el río marcaba las lindes. Los pueblos de su margen izquierda, como el que nos ocupa, siempre estuvieron vinculados a La Ribera del Duero. Pero en esta dispersión, existe un aglutinante común de índole cultural, como es el contar todos ellos con importantes obras de fábrica románica en iglesias y ermitas.
En este contexto geográfico y cultural se encuentra Villatuelda, solar de rancio abolengo con más de mil años de historia. Su nombre, según nos dice Gonzalo Martínez Díez en su libro “Pueblos y Alfoces burgaleses de la repoblación“, deriva de Villatiolla con significado de Teudila o Teudla, nombre de persona con raigambre visigoda.
Aunque podemos presumir su origen en épocas romanas, como atestiguan dos obras civiles, los historiadores sitúan su nacimiento en el contexto histórico de la primera repoblación de la meseta castellana tras la invasión islámica, que se produjo entre los años 860 a 977. En un documento de la época se afirma que el Monasterio de San Pedro de Cárdena ejerció jurisdicción sobre las tierras de Villatuelda, merced a una donación del año 959. (El monasterio de San Pedro de Cárdena. Historia de un domino monástico castellano -902 a 1338-, por Salustiano Moreta Velayo).
Para descansar del viaje te aconsejo que visites el puente sobre el río Esgueva. Se llega por el camino opuesto a la entrada principal del pueblo, en línea recta y a escasos doscientos metros de la carretera. Mientras el murmullo del agua relaja tus sentidos, contempla la obra romana. Firmemente consolidada en sus sillares, va cerrando su bóveda de cañón con dovelas hábilmente labradas que le confieren una solidez a prueba de crecidas. Su tajamares en forma de quilla, le ha permitido sortear las avenidas a lo largo del tiempo. Como ves las características originales de la obra han sido modificadas con una plataforma de hormigón y una barandilla metálica que rompen su originalidad en aras del progreso y la seguridad vial. El puente ha ganado solidez con el refuerzo del firme y el espigón de piedras ensamblada con cemento; pero ha pedido la estética romana, que aparece en todo su esplendor si observamos su bóveda desde el propio cauce.
Sube ahora hasta el pueblo y pregunta por fuente vieja. También de origen romano, está configurada por dos bóvedas de cañón, con sillares de piedra perfectamente labrados. En sus orígenes la bóveda cubría el manantial natural y bajo su arcada, almacenaba el agua que fluía por unas oquedades existente en la pared del fondo, hacia un pilón enlosado de forma cúbica. Posteriormente se dividió la bóveda con una pared de sillares de piedra, creándose un depósito interior y un pilón exterior, comunicados mediante un caño. De esta forma se evitaba el enturbiamiento del agua de boca por efecto de los arrastres del viento o la suciedad de los recipientes. Aquí también, las modificaciones han ido en detrimento de la originalidad de la obra romana.
Después de haberte refrescado con el agua de la vetusta fuente, acércate hasta la iglesia. Te da la bienvenida una obra del siglo XIII, donde se compaginan elementos románicos y góticos; considerándose en su conjunto como de estilo románico de transición. Tiene planta de cruz latina con una sola nave, pero se adivina la intención de construir otras dos naves laterales que al no realizarse, han dado como resultado un doble crucero. Se cree que se levantó sobre el solar de otra iglesia o ermita románica, de la que se conserva la capilla izquierda del crucero. Su ábside tiene forma poligonal, claro indicio de iniciar la transición hacia el gótico que queda reflejado en las columnas adosadas al muro de la nave central y en su perfecta bóveda de crucería. Y termina con un gótico flamígeo, definido en el arco de su portada que se adorna con tres arquivoltas que rematan en forma conopial, colocando en su vértice una peana flameante.
Seguramente habrá llamado tu atención la pila bautismal. Es románica, como atestigua sus dimensiones, aun cuando se nos presente sencilla, austera y sin ornamentación. También te habrá sorprendido el original acceso al púlpito mudéjar, a través de un túnel horadado en el pilar, y cuya excavación propició el deterioro de un capitel románico. Y sin duda, te habrán impactado las estampas pintadas al temple de su retablo del siglo XVI, y los demás elementos decorativo-catequéticos que el edificio alberga.
Como estás cerca de las bodegas tradicionales, no dejes de probar el vino del lugar, elaborado artesanalmente, que sorprenderá tu paladar con un “chispeo” agradable, resultante del gas de la fermentación aún no liberado.
También puedes adquirir los vinos industriales que comercializan las dos bodegas modernas de la villa.
Siguiendo el camino de las bodegas, saldrás a la carretera y río arriba, llegarás hasta el molino. Fueron los molinos las únicas industrias que antaño se asentaron en el valle, y este es uno de los pocos que quedan en pie. El de Villatuelda compaginó las dos funciones industriales de estos edificios; la secular de la molienda y la moderna de producción eléctrica. Ya solo podrás imaginar el monótono ronroneo de las desgastadas piedras circulares, que movidas por la fuerza del agua, convertían en harina el grano depositado en sus tolvas; y el silbido de la vieja turbina que producía electricidad para el pueblo, antes que las líneas de alta tensión atravesaran todo el valle.
Si este recorrido te ha resultado corto; sigue tu viaje por la carretera paralela al río y en ambas direcciones encontrarás pueblos con monumentos románicos que visitar.
Este articulo fue publicado el 23 Septiembre 23UTC 2011 a las 7:43 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.
Por desgracia el puente romano sufrió una remodelación para ensancharlo y permitir así el paso de tractores, para de este modo, poder trabajar las tierras sin necesidad de ir a los pueblos de los alrededores para cruzar y retroceder el camino andado por la orilla contraria del río.
Esta remodelación ha desfigurado enormemente el puente romano, dejándolo en un estado poco menos que deplorable, aunque eso sí, ahora es totalmente funcional para el paso de tractores (o casi).
Por contrapartida, la iglesia se conserva esplendida, gracias a los vecinos (e hijos) del pueblo que aportaron tres cuartas partes del presupuesto destinado a su restauración realizada durante los años 1994-1998, además de su trabajo desinteresado.
La iglesia permanece abierta para los visitantes los fines de semana de 10 a 14h y de 17h a 20h.