Pedro Félix García. Una cosa es lo que pagamos nosotros por los carburantes que repostamos y otra bastante distinta es lo que realmente ha costado elaborar esos productos. Una cosa es lo que cuestan y otra lo que valen.
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Sabemos que los precios que pagamos por gasolinas y gasóleos incluyen un alto porcentaje de impuestos, ¿pero cuánto? Lo cierto es que el Estado -no sólo el nuestro- es quien más gana en el proceso de comercialización de los combustibles, mucho más que las petroleras que han de hallar y extraer el crudo del subsuelo, mucho más que las refinerías que han de procesarlo, mucho más que todos los medios de transporte que intervienen en su distribución y muchísimo más que el empresario que finalmente nos lo vende a nosotros en su estación de servicio; y el Estado lo ‘pilla sin dar un palo al agua’.
¿Es mucho o no es tanto lo que se lleva el Estado?
Según datos totalmente ciertos, facilitados por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES) que depende del propio Ministerio de Industria, y que se hacen públicos regularmente en su ‘Boletín Estadístico de Hidrocarburos’ -que se edita todos los meses-, la carga impositiva no llega a la mitad del precio final de venta al público que pagamos en España por nuestros combustibles; estando un poco menos gravados fiscalmente los gasóleos que las gasolinas. Los impuestos no llegan a la mitad del precio final, pero casi.
Concretamente, según datos referidos al pasado mes de julio y siempre de acuerdo con la citada fuente oficial de información, el precio medio del litro de la gasolina ‘eurosúper’ de 95 octanos fue en España de 1,322 euros/litro, mientras que el del gasóleo normal de automoción fue de 1,226 euros/litro.
En aquel preciso momento, los costes de elaboración de tales productos -incluyendo el precio del crudo, su transporte hasta nuestro país, su refino y la distribución final, más el lógico margen comercial que debe permitir sostener su negocio al empresario gasolinero- fue de 0,630 euros litro para la gasolina y de 0,644 euros litro para el gasóleo.
Es decir, el gasóleo viene resultando un poco más caro de elaborar que la gasolina aunque, sin embargo, al usuario final el gasóleo le cuesta un poco menos caro que la gasolina. Esto es así porque, fiscalmente y hasta ahora, el gasóleo ha venido viéndose gravado con un poco menos de impuestos que la gasolina.
Es importante ese ‘hasta ahora’ que hemos incluido en la última frase, habida cuenta de los planes terroríficos que tiene el actual Gobierno.
En cualquier caso, lo que está claro es que buena parte del precio que pagamos cada vez que repostamos -aunque no llegue a la mitad- corresponde a impuestos.
Dos son los impuestos que gravan a nuestros carburantes. Uno es el “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos” y el otro es el “IVA” que es más que sangrante porque, en este caso, el “IVA” es un impuesto sobre otro impuesto; ya que no sólo se aplica sobre el coste real del producto al que grava, sino también sobre el propio “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos”. Parece de chiste. Aunque repito: totalmente abusivo y sangrante.
Volviendo al ejemplo apuntado de los precios vigentes aquí el pasado mes de julio, los 1,322 euros/litro que pagábamos de media por nuestra gasolina de 95 octanos, se componían de 0,630 euros/litro que había costado su elaboración, más 0,463 euros/litro en concepto de “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos”. A la suma de ambos se le aplicaba el “IVA”, y el resultado eran los 1,322 euros/litro.
En el caso del gasóleo de automoción menos caro, los 1,226 euros/litro que pagábamos por él, eran el resultado de sumar 0,369 euros/litro que costaba realmente y 0,213 euros/litro en concepto de “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos”. A la suma de ambos se le aplicaba el “IVA”, y el resultado eran los 1,226 euros/litro.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En el primer gráfico que hemos preparado para ilustrar este reportaje, se aprecia muy bien cómo la diferencia de precios entre gasolina y gasóleo se debe principalmente a la diferencia de “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos” entre ambos productos.
El caso es que el coste real del producto terminado puede fluctuar bastante de un día para otro, dependiendo, sobre todo de las fluctuaciones que sufra el precio de la materia prima en los mercados internacionales; ese es el motivo por el que los precios finales de venta al público sufran también aquí variaciones de un día para otro.
En cambio, el “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos” suele variar muy poco a lo largo del año; sólo alguna milésima de euro de un mes para otro a veces.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha anunciado su propósito de penalizar económicamente el consumo de gasóleo, para lo que, sin duda, se valdrá de encarecer el capítulo correspondiente al “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos”. La duda está en saber si tratarán de igualar precios finales de gasolina y gasóleo, o si lo que harán será igualar el “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos” de ambos productos. En este último caso, se encarecería notablemente el precio final del gasóleo sobre el de la gasolina, habida cuenta del mayor coste de elaboración de aquél. Esto es lo que viene ocurriendo desde hace muchos años en el Reino Unido, donde el precio de venta al público del gasóleo supera prácticamente siempre al de la gasolina.
La avaricia recaudatoria del Estado a través del consumo de carburantes, no es exclusiva de España. Ocurre en todo el mundo y la verdad es que no es a nosotros a quienes más exprime el fisco comparándonos con otros países de nuestro entorno. Sírvanos de consuelo saber que España es uno de los países europeos donde menos abultado es el impuesto que grava a los carburantes, particularidad que se observa muy bien contemplando los otros dos gráficos que hemos preparado para ilustrar estas líneas. Se aprecia muy bien cómo la ‘maldita mancha negra’ que representa al “Impuesto Especial Sobre Hidrocarburos”, es más pequeña en la línea que representa a nuestro país. El Reino Unido se ha caracterizado tradicionalmente por tener un gasóleo muy caro, por aplicarle un impuesto muy alto a pesar de tener yacimientos de petróleo propios situados en el Mar del Norte, lo que abarata su materia prima. No obstante, en el gráfico correspondiente al mes de julio pasado, Italia superó a Gran Bretaña en tan poco honroso ranking.
A la vista de dichos gráficos también resulta comprensible la apetencia que muestran por llenar en nuestro país sus depósitos todos los conductores que nos visitan.
Este articulo fue publicado el 26 Octubre 26UTC 2018 a las 7:59 am y esta archivado en Motor. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.