Gloria Soto. Su nombre esta asociado a mi niñez. A la película El Álamo, y a la canción del mismo nombre que solía cantar. Ahondando en mi memoria sobre el film, recuperé a Jonh Wayne, en su papel de Krockett, y rescaté las palabras de mi padre: “es un hecho verídico” y de mi madre: “que pena que murieran todos con lo valientes que eran”.
De la letra de la balada me acordaba de sus estrofas principales. También, a la historia que aprendíamos en casa y en la escuela sobre las Misiones y a mi soñado oeste que vivía a través de las películas y novelas del género.
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Al llegar al Álamo, y contemplar su impactante fachada principal, me topé con mis recuerdos. Conforme recorría el lugar, los héroes de la batalla, cuyas cuerpos yacían en el pasado, cobraron vida a través de las estatuas y placas conmemorativas que rendían homenaje a su gesta. Así pude ver como, al mando del Coronel William Barret Travis, del Coronel James Bowie, del legendario David Crockett, y de James Butler Bonham, un grupo inferior a doscientos defendía a muerte la fortaleza del Álamo, y luchaba por la independencia de Texas contra el ejercito mexicano liderado por el general Santa Ana, que contaba con unos 1800 efectivos. Trece días duró la contienda que comenzó el 23 de febrero de 1836 y terminó el 6 de marzo del mismo año. Ningún combatiente del Álamo sobrevivió. Mientras contemplaba a Travis, y a David Crockett, en el medio de la plaza con su gorro de piel, su rifle al hombro y cuchillo al cinto, y seguía viéndoles combatir, entoné la melodía de la canción, que escuchaba desde que pisé San Antonio y me retrotraía a mi infancia: “Es la historia de unos hombres que lucharon con valor y en el Álamo murieron por la patria y el honor”.
El Álamo, que actualmente alberga una Iglesia y museo, esta declarado Monumento Histórico. Su construcción data del tiempo en que Tejas formaba parte de la colonia española Nueva España, y fue la primera Misión que los monjes franciscanos establecieron en 1718, con el nombre de Misión de San Antonio Valero, para extender la Fe Católica. Con posterioridad, se utilizó como fortaleza, construyendo el ejército el primer hospital de la región en 1805.
En el interior de la Iglesia, cuelgan las banderas que han presidido Texas, la primera, a la izquierda, la española de leones y castillos, en representación de una España unida por el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. También rezan dos placas en honor a los héroes del Álamo, una dedicada a los comandantes y otra a los héroes desconocidos. El museo da cuenta detallada de la historia de Texas, recogiendo las huellas indígenas, españolas, y mexicanas. Además, hay exhibiciones en vivo, que permiten seguir la vida de entonces, escuchando a guías ataviados conforme a la época, detrás de un mostrador que recoge escudos, monedas y herramientas diversas.
San Antonio, asimismo, cuenta con las Misiones San Juan, San José, Concepción y Espada, en las que pervive la extraordinaria labor misionera, y son de obligada visita para cualquiera que quiera tomar conciencia de la extensión y enseñanza de nuestra cultura. Además, la obra española se prolonga en la Catedral de San Fernando, fundada en 1731, por emigrantes canarios, y ubicada en la plaza de los canarios. En la entrada esta el ataúd de Travis, Crockett y Bowie, con un lápida conmemorativa de su hazaña. En el interior se puede contemplar a la Virgen Candelaria, patrona de las Islas Canarias. Otro lugar de referencia es La casa del Gobernador, un palacio que presidido por la bandera española y americana, testimonio de los los 260 años de la presencia española. En la fachada, una placa que confirma el lugar como Histórico Nacional, y de importancia en la historia de los Estados Unidos. Debajo, otra placa en recuerdo a la visita de los Reyes de España por el tricentenario de San Antonio de Béxar, el 17 de junio de 2018.
En el periplo, no puedo dejar de mencionar con mucho entusiasmo, la visita al Briscoe Oeste Museo de Arte, que recoge la vida y costumbres de los pioneros del oeste y reivindica una forma de ser, auténtica y simple, que tiene mucho sentido. A través de la exposición de objetos, como caravanas, armas, y monturas; de cuadros y esculturas que muestran a vaqueros montados a caballo y armados conducir el ganado, a indios y bisontes en las praderas, se toma contacto con un un hombre y mujer, pues igualmente, una parte de la exhibición esta dedica a la fémina en el oeste, con una existencia dura que no deja espacio a la ambigüedad, pues la naturaleza y la frontera marcan la pauta.
La simbiosis y confluencia de culturas que ha formado el territorio permite apercibirse de ese carácter singular que muchos atribuyen a los tejanos, o texanos. Personalmente, entendí que la mezcla indígena, española, mejicana, y americana es un cóctel de sentimiento y bravura, hecho a la medida de los más intrépidos.
Este articulo fue publicado el 19 Octubre 19UTC 2022 a las 5:33 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.
Estas crónica nos llena de nostalgia satisfactoria del hacer de los españoles que fueron a hacer las américas.