Redacción. Con la llegada inesperada de temperaturas gélidas y la inclemencia del viento y la humedad, proteger las partes más expuestas del cuerpo se vuelve esencial para prevenir posibles enfermedades.
Aunque el invierno comenzó con un clima más cálido de lo habitual, la entrada de múltiples borrascas a España ha traído un brusco descenso en el termómetro, generando un cambio repentino que puede afectar seriamente a la salud.
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La llegada abrupta del frío puede tener consecuencias significativas en diversos aspectos de la salud. Desde la piel hasta los huesos y articulaciones, el cuerpo se ve sometido a un estrés adicional al tener que adaptarse rápidamente a las bajas temperaturas. Según el Ministerio de Ciencia e Innovación, la mortalidad asociada al frío supera a la del calor, aumentando la media de muertes diarias en 3,5 personas durante una ola de frío. Este fenómeno se debe, en parte, a la alteración en la termorregulación del organismo y la disminución de las defensas, haciendo que el cuerpo deba esforzarse más para mantener su temperatura interna.
Los efectos del frío se extienden a la salud cardiovascular, aumentando el riesgo de infartos y eventos trombóticos. Según la Fundación Española del Corazón y la American Heart Association, las bajas temperaturas incrementan significativamente la probabilidad de sufrir un infarto de miocardio y de morir por insuficiencia cardiaca. La vasoconstricción, que eleva la presión arterial y el ritmo cardíaco, contribuye a este riesgo cardiovascular.
Consejos para protegerse del frío
Extremidades y cabeza: Las manos, pies, nariz y orejas son las zonas más expuestas al frío. Mantenerse abrigado con varias capas de ropa, gorros, guantes, calcetines gruesos, orejeras y bufandas es esencial, especialmente durante actividades al aire libre.
Garganta y vías respiratorias: Las bajas temperaturas disminuyen las defensas del cuerpo contra virus y bacterias respiratorias. Una dieta equilibrada rica en antioxidantes, como las vitaminas C y E, puede ayudar a fortalecer el sistema inmunológico. Además, es crucial cubrir la garganta y las vías respiratorias para proteger el sistema respiratorio.
Sistema esquelético-muscular: El frío y la humedad pueden aumentar los dolores musculares y articulares. Mantenerse activo, evitar cambios bruscos de temperatura y usar calzado antideslizante son medidas preventivas importantes, especialmente para grupos vulnerables como personas mayores.
Piel: La piel, especialmente la sensible o atópica, sufre con la sequía y los contrastes de temperatura. Hidratarla diariamente, utilizar protector solar y evitar el uso excesivo de agua caliente durante la ducha son prácticas recomendadas.
Alergias al frío: Algunas personas desarrollan urticarias debido al contacto con temperaturas bajas. En estos casos, además de seguir los consejos anteriores, se recomienda consultar a un profesional de la salud para recibir un tratamiento adecuado.
Enfrentarse al frío de manera consciente y proactiva es crucial para mantener la salud durante la temporada invernal. La adopción de prácticas preventivas y el cuidado adecuado de las partes más expuestas del cuerpo pueden marcar la diferencia entre disfrutar del invierno y enfrentar posibles complicaciones de salud.
Este articulo fue publicado el 11 Enero 11UTC 2024 a las 7:31 am y esta archivado en Salud. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.