Gloria Soto. En el viaje por carretera de Pensacola, a Nashville, mientras pasábamos por Alabama y Mississippi, recordé la importancia de los estados sureños en la incipiente América, no solo porque los primeros presidentes provenían de esa zona, sino por su prevalencia económica gracias a los frutos de las plantaciones de algodón. Después de seis horas llegamos a Nashville, capital del estado de Tennessee y referente mundial del country. Como aficionada al género, quería acudir a los museos musicales más importantes. Asimismo, estaba interesada en visitar el Hermitage, la residencia del carismático y controvertido Andrew Jackson, el séptimo presidente de los Estados Unidos, cuya figura había estudiado en la clase de Historia de América.
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Al día siguiente, acudimos al Hermitage, en la actualidad un museo turístico ubicado a unos 16 km de Nashville. La entrada permite deslumbrar una enorme extensión de terreno que, en su mayor parte fue destinado a la plantación de algodón, aunque también se cultivaba maíz, avena, trigo, cebada, patatas, guisantes y alubias. Estas labores eran realizadas por los esclavos, al igual que el cuidado de los cerdos, vacas, reses, y ovejas. Caminando hacia la entrada principal, miraba los altos arboles de la finca del general Jackson, ese hombre hecho a si mismo, al que sus tropas pusieron el sobrenombre de Old Hickory, en reconocimiento a su fuerza y tenacidad, comparable a los arboles del mismo nombre que se encuentran en el Hermitage.
Andrew Jackson, 15/3/1767-8/6/1845, perdió a su padre de niño, criándose con su madre y hermanos mayores casi en la pobreza en las Carolinas. Cuando estalló la guerra en 1775, siguiendo los pasos de sus hermanos, se alistó con 13 años para combatir a los ingleses. Al poco tiempo, su hermano mayor murió. Se cuenta que mientras Jackson y su otro hermano estaban prisioneros, un oficial inglés le mandó que le limpiara las botas, y cuando Jackson se negó, el oficial sacó su espada y le cortó en la cara. Jackson y su hermano cogieron la viruela, y una vez liberados, este murió. Poco después, su madre enfermó de cólera mientras asistía a los enfermos y falleció. Jackson era huérfano a los 14 años. Terminada la guerra, ya se había forjado una reputación de fuerte temperamento, sin miedo al peligro. Jackson estudio para ser abogado, y ejerció la profesión en el norte de Carolina. Posteriormente, se trasladó a Nashville donde alternó la abogacía con oficios varios, además de participar en la preparación de la constitución de Tennessee.
Al llegar a la mansión, un guía nos ilustró sobre la historia de la misma, al tiempo que nos mostraba su interior. En la planta baja esta el comedor, la sala de estar con la biblioteca, y la cocina. En la primera, las habitaciones de la familia e invitados, además de una terraza con un espléndido mirador que alcanza la mayor parte del terreno. Tras la muerte de Andrew Jackson, sus herederos se hicieron cargo de la finca y tras varias vicisitudes, se convirtió en museo para preservar el lugar y la memoria del único presidente cuyo nombre define una era: “La Edad de Jackson”, en la que se produjeron grandes cambios, económicos, sociales y políticos, muchos de los cuales se prepararon en el Hermitage por Jackson, el hombre que prefería ser llamado general antes que presidente.
Durante el paseo por el terreno, además de ver la que fue la primera residencia y las cabañas donde vivían los esclavos, cruzamos un pequeño puente que atravesaba un riachuelo para dirigirnos a la parte donde estaban enterrados algunos de los esclavos y allí recé por sus almas. Después, nos dirigimos al mausoleo donde descansan Andrew Jackson y Rachel Jackson. En ese lugar solemne también esta enterrado, Alfred, un esclavo que vivió toda su vida en el Hermitage junto a su familia, incluso después de la abolición de la esclavitud, y solicitó ser enterrado cerca del general.
A continuación, fuimos al edificio del museo donde se documenta la vida de Andrew Jackson. En relación a la etapa militar, se da cuenta de sus remarcables victorias contra los ingleses y los indios, con especial relevancia en la Batalla de Nueva Orleans que lo consolidó como un gran estratega y un héroe nacional. Sus conquistas en Florida hicieron que el presidente James Monroe le nombrara gobernador del estado, a pesar de algunos clamores gubernamentales que reclamaban su responsabilidad por la ejecución de dos oficiales ingleses saltándose todas las reglas. Los logros militares del general Andrew Jackson insuflaron de orgullo a unos habitantes que pasaron de definirse como miembros de un estado, a sentirse miembros de una única Nación.
Andrew Jackson se enamoró de Rachel Donelson, una mujer casada que le correspondió inmediatamente, y ambos huyeron juntos para consolidar un amor que duró para siempre, pues después de la muerte de Rachel, el general la rezaba diariamente. La relación erosionó la reputación de Rachel, a la que persiguió la fama de adultera y bígama, pues la pareja se caso dos veces, una al poco de su huida, y otra cuando Rachel, en 1806, consiguió el divorcio, a instancia de su marido ante el tribunal de Kentucky, en lo que fue la primera sentencia de divorcio en el estado. Andrew Jackson estaba dispuesto a defender a capa y espada el honor de Rachel. Por ello, cuando debido a una discusión con Charles Dickinson referente a los caballos, este aludió a la reputación de Rachel, Jackson lo retó a duelo. A pesar de que Dickinson era considerado el mejor tirador de Tennessee y disparó primero no mató a Jackson, quien en su turno apuntó con certeza y lo mató. Seguidamente, notó que sangraba pues había sido herido en el pecho cerca del corazón.
Andrew Jackson previo a ser presidente fue elegido congresista, y posteriormente, senador por el estado de Tennessee, pero como la vida de Washington no lo convencía, pues según sus propias palabras había nacido para la tormenta y no para la calma, volvió a Nashville. Sin embargo, en 1824, se presentó a la presidencia de los Estados Unidos contra James Quincy Adams, ganando la votación popular pero no en el Colegio electoral, en unas elecciones que Jackson calificó como corruptas por el apaño hecho entre Adams y Henry Clay, que también se presentaba a las presidenciales y acabo siendo nombrado Secretario de Estado en el gobierno de Quincy Adadms. En 1828, Jackson volvió a presentarse consiguiendo la victoria en una campaña calificada como una de las mas controvertidas en la historia de los Estados Unidos. En aquellas elecciones, el común votante eligió al hombre corriente, en contra del sistema establecido que vislumbraba como corrupto y burocrático. Andrew Jackson ganó, pero su dicha no fue completa puesto que Rachel falleció un mes antes de que tomara posesión del cargo.
Andrew Jackson incrementó el poder presidencial, siendo acusado por algunos de querer convertirse en rey. Además, expandió el concepto “We the people” reforzando el valor del pueblo como depositario de la soberanía nacional, despidió a docenas de empleados federales de Washington por considerarlos corruptos o incompetentes y ha sido el único presidente que liquidó toda la deuda nacional.
El Hermitage me acercó un poco más a la figura de un hombre con luces y sombras que perteneció a su tiempo, amó su tierra y defendió la Unión contra los promotores de la primacía de los estados sobre la Nación. Entre ellos, su vicepresidente, John C. Calhoun, a quien se enfrentó en el cumpleaños de Tomas Jefferson cuando levanto su copa y dijo: “nuestra Unión debe ser preservada”. Andrew Jackson confesó que en su vida se había arrepentido de dos cosas: “no haber disparado a Henry Clay y no haber colgado a John Calhoun durante su segunda presidencia”.
Alejándome del lugar e hilvanando el hilo conductor de la evolución de Andrew Jackson pensaba que de haber vivido se habría posicionado al lado de Abraham Lincoln.
Este articulo fue publicado el 10 Enero 10UTC 2025 a las 11:53 am y esta archivado en Cultura. Puedes suscribirte a los comentarios en el RSS 2.0 feed. Puedes escribir un comentario, o hacer trackback desde tu propia web.